RODRIGO ATUESTA
Rodrigo es nuestro director y un viajero apasionado. Crear experiencias para los viajeros de IMPULSE le permitió volver a enamorarse de su propio país y lo inspiró a volver el turismo una herramienta para el cambio.
Autor: Rodrigo Atuesta
Inicié el 2020 con una de las experiencias más inspiradoras que he tenido en mi vida. Junto a cuatro de mis amigos, nos aventuramos en una excursión de 3 días en nuestra Colombia profunda, a un lugar llamado San Vicente del Caguán, en el departamento del Caquetá. En el pasado, esta área fue uno de los asentimientos más grandes de la guerrilla de las FARC y fue testigo de los enfrentamientos más terribles con el ejército colombiano.
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Paisaje de Miravalle visto desde el ETCR
Después de la firma del acuerdo de paz realizada entre el Gobierno colombiano y las FARC en 2016, 10.000 excombatientes quedaron en la incertidumbre. Una estrategia clave para garantizar la sostenibilidad del acuerdo, consistió en la creación de aldeas rurales, para que los excombatientes se instalaran y pudieran redefinir su proyecto de vida, a partir de la creación de proyectos productivos que desarrollaran actividades no relacionadas con la guerra o el tráfico de drogas. En El Caguán, surgió la brillante idea de utilizar el ecoturismo como una herramienta para el cambio. Con el apoyo de cooperación internacional, la comunidad inició un proyecto de rafting en las aguas del histórico Río Pato y recibieron entrenamiento durante 5 semanas por parte de un guía experto que viajó desde Costa Rica a la vereda.
Vivienda en ETCR
El resultado es una experiencia de aventura y naturaleza increíble en un paisaje que se ha mantenido prístino, en gran medida debido a la guerra de más de 60 años que tuvo lugar en este territorio. La exuberante naturaleza que rodea el río Pato, la gran cantidad de aves coloridas y los majestuosos Cajones del cañón del río Pato conforman un paisaje único en el mundo que me dejó asombrado.
Los Cajones, Cañón del río Pato
Cascada del Afiladero
Sin embargo, la naturaleza y el rafting son solo una pequeña porción de la experiencia, en comparación con las historias de los líderes de paz que están llevando a cabo este proyecto. Remando por la Paz (o Rafting for Peace) es uno de los proyectos liderados por Caguán Expeditions, un operador impulsado por la comunidad, compuesto por excombatientes de las FARC y por locales que han habitado durante mucho tiempo este territorio. Esta iniciativa no solo cumple con el propósito de ofrecer alternativas económicas sostenibles a los excombatientes para que puedan reincorporarse a la sociedad sin causar ningún daño; desde mi perspectiva, hay un propósito mayor detrás de esto: construir un puente entre los dos extremos de una sociedad profundamente dividida.
Experiencia de rafting
Para mí y mis amigos, quienes crecimos en la ciudad capital y venimos de familias privilegiadas y con altos ingresos, visitar esta área e interactuar con personas asociadas a las FARC había sido algo impensable durante la mayor parte de nuestras vidas. Crecimos en una atmósfera de miedo, en la que las FARC eran nuestro enemigo terrorista sin rostro. Recuerdo haber visto informes de militantes de las FARC muertos en combate y sentir cierta sensación de victoria. Nunca me pregunté por qué estaban luchando y mucho menos si era justo o no. Para mí, las FARC se trataban solo de una amenaza para mi bienestar.
Almuerzo en la Reserva Natural El pescador
Esta no es solo mi propia historia. Es la realidad de millones de colombianos que han crecido con miedo el uno al otro. Este miedo causó rechazo, indiferencia, violencia y sufrimiento por violencia. La violencia no cesará hasta que el abismo entre los dos extremos de una sociedad no se reconcilie y hasta que no haya un entendimiento y respeto mutuo. Por eso, considero que proyectos de turismo como este puede contribuyen a lograr la paz. Se convierten en una gran excusa para unir mundos diferentes, derribar un velo de juicio y construir los puentes para reconciliar una sociedad rota.
Este proyecto en particular tiene un poderoso significado simbólico. Los dos extremos de la sociedad están en el mismo barco, remando juntos hacia la misma dirección. Los viajeros dejan sus vidas en manos de alguien que solía ser su mayor amenaza, mientras que los guías han hecho un gran esfuerzo para prepararse y asumir esta responsabilidad, brindando seguridad y diversión a los viajeros. Esa es la verdadera construcción de la paz.
En Impulse, estamos comprometidos a usar el poder del turismo para impulsar la transformación social. Este proyecto se alinea perfectamente a nuestro propósito, y es por eso que hemos tomado la decisión de construir una asociación con Rafting for Peace, con el objetivo de desarrollar aún más la experiencia, potencializarla, aumentar su visibilidad y atraer a muchos más viajeros locales y extranjeros.
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